Razones para amar la fotografía

En este blog te voy a compartir algunas razones del por qué amo tanto la fotografía. Si bien esta actividad es mi profesión, mi relación con este arte va más allá de solo ser mi trabajo. A todos a los que les apasione cualquier tipo de arte, entenderán el sentimiento del que les hablo. Sin más dilación, comienzo con el desarrollo.

Puedo expresarme

A lo largo de mi vida pasé por muchas etapas artísticas. En mi adolescencia aprendí a tocar algunas melodías en piano y unas cuantas canciones de rock en mi guitarra eléctrica. Cuando era niño también fui a un curso de pintura e hice unas tres pinturas de las que estoy muy orgulloso.

En realidad, siempre he tenido un alma artística. El arte es eso tan bello que no tiene una utilidad aparente más que la de deleitar al ser humano. Pero el arte permite que las personas se expresen y, a quienes lo aprecian, sentir las emociones del autor. No voy a decir que la fotografía siempre es arte, porque no lo es. No obstante, el cine es considerado uno de los siete artes y sus bases están en la fotografía.

En cada una de las ramas artísticas por las que pasé sentía felicidad, pero jamás sentí que fuera el creador de mis propias obras. En el piano solo tocaba canciones de alguien más, lo mismo con la guitarra. Los cuadros al óleo los hacía con referencias. Jamás me sentí el dueño de mi propia creatividad.

Sin embargo, con la fotografía fue diferente. Por primera vez sentí que podía crear algo con mis propias ideas y eso me fascinó. Con mis obras fotográficas puedo expresar mi visión del mundo. De hecho, una parte que me fascina del proceso de crear una fotografía es la edición porque es en donde más creativo puedo ponerme.

Con las fotografías me gusta mostrar cómo veo el mundo y a las personas. Por eso siempre procuro que en mis fotos las personas tengan una sonrisa, que se vean felices. Ese es mi sello artístico, la sonrisa de alegría que tienen las personas durante sus celebraciones. No existe otra rama artística que me permita hacer lo que la fotografía.

Un legado

Soy partidario de la filosofía estoica y uno de los temas principales de esta rama del pensamiento es la muerte. Se dice que todos vamos a morir tarde o temprano y que es nuestra responsabilidad vivir nuestra vida de la mejor manera. Por lo tanto, siendo consciente de mi propio destino, una de mis metas es dejar alguna evidencia de que existí en este mundo.

Las fotografías fungirán como un ancla que atará mi existencia a este planeta, incluso cuando muera. Puede ser que mis fotos no sean vistas por muchas personas, pero podrán ser apreciadas por mi decendencia y ellos conocerán una parte de mí. Con mis fotos intactas, con mis obras realizadas, tengo la esperanza de nunca ser olvidado.

Recuerdos

La fotografía es un medio perfecto para inmortalizar recuerdos. No sé ustedes, pero a veces veo fotos de momentos de los que ni siquiera tenía memorias y, como por arte de magia, las fotos reviven un recuerdo que estaba muerto en mi cerebro. Seguramente es un fenómeno científico, pero para mí es una experiencia única.

Por lo general, soy alguien que no recuerda mucho las memorias pasadas. No me malinterpreten, tengo una buena memoria, pero como todo ser humano, mi cerebro elimina recuerdos y los reemplaza con nuevos. Entonces las fotos me dan una idea de cómo pudo haber sido un momento especial con mis seres queridos.

Todas las fotos (y videos) que tengo en mi disco duro son tesoros de incalculable valor. El poder retroceder al pasado (para mí) no tiene precio, como si de una máquina del tiempo se tratara, y ver cómo ha pasado la vida. Me encanta ver mi vida en el pasado. No hay mejor forma de regresar en el tiempo con nostalgia que con las fotografías de los mejores momentos.

En parte por esa razón es que decidí incursionar en la fotografía de eventos sociales. Yo sé que para las personas que realizan enormes celebraciones son importantes los recuerdos y no hay mejor forma de capturarlos que con la ayuda de un fotógrafo profesional especializado en ello.